OBSERVATORIOS
DE CHILE
Sello nº 2117-2118
MIRANDO DESDE EL
SUR
Chile se destaca por ser
la sede de importantes observatorios astronómicos internacionales:
AURA, con los telescopios en Cerro Tololo y en Cerro Pachón
(Géminis Sur y SOAR), y Las Campanas, pertenecen a
consorcios liderados por instituciones universitarias y científicas
norteamericanas; y los Observatorios de La Silla y VLT (Very
Large Telescope) de Páranla, pertenece a un consorcio
intergubernamental científico europeo. Con la emisión
de sellos del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo,
el primer observatorio internacional que se construyó
en Chile, y el VLT de Páranla, el más grande
y moderno del mundo, la Empresa de Correos de Chile abre una
nueva serie dedicada a estos grandes observatorios, protagonistas
fundamentales del enorme avance que la astronomía ha
tenido en los últimos años, forjadores en conjunto
de un inapreciable aporte a la humanidad del que nuestra nación
es parte.
Chile se beneficia con las
grandes inversiones, sin retorno de capital, que en ellos
se realizan; con las facilidades para los científicos
nacionales en el uso de los más modernos instrumentos
para la astronomía ubicados en estos observatorios,
donde pueden ocupar hasta el 10% del tiempo de observación,
y la oferta de trabajo para profesionales chilenos calificados.
Además del reconocimiento de las grandes naciones involucradas
en la gran aventura del conocimiento.
Hay tres razones fundamentales,
que explican la presencia de estos centros científicos
en las desoladas cumbres de nuestro territorio: La forma de
la Tierra; la sequedad y estabilidad atmosférica del
Desierto de Atacama; y el desarrollo y la hospitalidad que
los extranjeros encuentran en nuestro país.
La ventana al universo que
se nos abre cada noche, está limitada por nuestro propio
planeta. La forma esférica de la Tierra hace imposible
contemplar todo el cielo que la rodea desde un mismo lugar.
Es así como desde Chile no podemos ver los astros que
rodean el polo Norte Celeste, como la estrella Polaris, que
guió a Cristóbal Colón en su viaje al
Nuevo Mundo. Par verla, debemos viajar al hemisferio norte.
Del mismo modo, el Planeta le impide a los habitantes de Europa
y de gran parte de Estados Unidos, la visión de la
Cruz del Sur y de los astros que rodean el Polo Sur Celeste.
Importantes objetos astronómicos,
tales como el Centro de nuestra Galaxia; los sectores más
poblados de la Vía Láctea, como el Brazo de
Carina; y dos galaxias vecinas, las Nubes de Magallanes, (La Grande y la Pequeña), se ubican en el hemisferio sur
del cielo, por lo que los astrónomos norteamericanos
y europeos han debido desplazarse a este lugar para estudiarlos.
“UNA SEMILLA
QUE DIO FRUTOS EN UNA TIERRA ARIDA”
Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió en forma independiente entre
los astrónomos de Europa y Estados Unidos, la idea
de establecer observatorios en el hemisferio sur, con el objeto
de estudiar el universo en su totalidad. Al comienzo los europeos
consideraron su instalación en el sur de África,
pero luego que supieron de las bondades del Desierto de Atacama,
no dudaron en cambiarse a Chile. Fueron astrónomos
chilenos, quienes convencieron a sus colegas norteamericanos
de las ventajas que tiene nuestro desierto para la astronomía.
En 1958 el director del Observatorio (Astronómico)
Nacional, Profesor Federico Rutlant visitó Estados
Unidos, donde conoció al célebre astrónomo
holandés norteamericano Gerard P.Kuiper del Observatorio
de Yerkes de la U.de Chicago, con quien acordaron estudiar
la colaboración con la U.de Chile para la construcción
de un observatorio en Chile. Investigaciones posteriores señalaron
las ventajas de algunos cerros cercanos a Vicuña, especialmente
el cerro Tololo, una cumbre de 2.200 metros.
CERRO TOLOLO
A partir de los acuerdos
firmados entre la Universidad de Chile y la Asociación
de Universidades para la investigación en Astronomía,
AURA en inglés, un consorcio académico norteamericano,
comenzaron en 1961, las construcciones y las primeras observaciones
astronómicas del Observatorio Interamericano de Cerro
Tololo. Ubicado en la zona meridional del Desierto de Atacama,
Tololo tiene unas 300 noches despejadas al año y una
gran estabilidad atmosférica, los astrónomos
pueden así aprovechar plenamente las costosas inversiones
que deben realizarse en los telescopios.
En abril del año
1957, los Presidentes Eduardo Frei Montalva, de Chile y Lindón
B.Johnson, de Estados Unidos, firmaron un comunicado conjunto,
en Punta del Este, Uruguay, con la decisión de construir
un telescopio con un espejo de 4 metros en Tololo.
Este instrumento bautizado
como Telescopio Víctor M.Blanco, comenzó a operar
en 1976 y sería durante 22 años el mayor hemisferio
sur. El Observatorio Interamericano de Cerro Tololo fue inaugurado
el 7 de noviembre de 1967 con la presencia del Presidente
Eduardo Frei Montalva, un día después que su
gran telescopio, de 1,5 metros, viera la primera luz. Actualmente Tololo cuenta con 5 telescopios. Acompañan al Blanco
y al 1,5 metros, el de 0,9 m, el YALO de 1 m, además
de Curtis/Smitdt.
Recientemente se han actualizado
todos los instrumentos del Tololo, equipándolos con
cámaras digitales y sistemas de control computacional.
Pero el observatorio, recibió su mayor estímulo
modernizador, con la instalación del Telescopio Géminis
Sur en la cercana cumbre de Cerro Pachón. Este novísimo
instrumento, con un espejo de 8,2 metros se encuentra entre
los mayores y más modernos del mundo.
NOTA: Los telescopios que
hoy se utilizan en los grandes observatorios, captan la luz
que llega de los astros con un espejo parabólico, éste
refleja la imagen hacia un segundo espejo más pequeño
ubicado frente a él; espejo que a su vez la reflejará
hacia los instrumentos detectores, generalmente cámaras
digitales (CCD) ubicadas tras el espejo principal, a través
de un orificio abierto en su centro. Configuración
inventada el siglo XVII por un profesor de escuela francés,
de apellido Cassegrain. Como se comprenderá, mientras
mayor sea la superficie del espejo, el telescopio podrá
captar más luz y más detalles del objeto observado.
Cuando se habla de un telescopio de 4 metros, queremos decir
que el diámetro de su espejo principal es de 4 metros.
EL VLT DE PARANAL
Ochocientos kilómetros
más al norte, El Observatorio Europeo Austral (ESO
en inglés), ya se encuentra cosechando descubrimientos
astronómicos con su observatorio Very Large Telescope
(VLT), instalado en el cerro Páranla. Aquí en
una desolada montaña de 2,600 metros de altura, de
la Cordillera de la Costa en la Región de Antofagasta,
se ha construido el mayor y más moderno observatorio
del mundo. La ESO es un consorcio científico creado
en 1962 para establecer y operar observatorios astronómicos
en el hemisferio sur, y actualmente cuenta con la participación
de 10 países europeos: Alemania, Bélgica, Dinamarca,
Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Portugal, Suecia
y Suiza. Páranla está en una de las zonas más
secas de nuestro planeta y es considerado el mejor sitio conocido
para un observatorio astronómico en el hemisferio austral.
Los cuatro telescopios gigantes del VLT, con espejos de 8,2
metros de diámetro, fueron bautizados con nombres mapuches:
Antu, Kueyen, Melipal y Yepún, que significan el Sol,
la Luna, La Cruz del Sur y Venus, respectivamente. Son de
tipo Cassegrain con montura “altazimutal” (el
telescopio gira en un eje vertical y uno horizontal) y están
dispuestos según una configuración trapezoidal,
que facilita su capacidad interferométrica, para ello
el observatorio contará en el futuro con tres telescopios
móviles de 1,8 metros conformando el VLT Interferómetro.
La luz proveniente de los siete telescopios podrá combinarse
permitiendo alcanzar una resolución óptica (nitidez
de la imagen) sin precedentes que será capaz de visualizar
objetos de 2 metros de altura (¡naves exploradoras,
por ejemplo!) en la superficie de la luna.
Los astrónomos europeos
y chilenos, podrán con el VLT explorar nuevas regiones
del universo más allá del horizonte alcanzado
por los telescopios actuales. |