| 40 AÑOS
              BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO “UN BANCO AMIGO” 
                Enrique V. Iglesias (1988- )   La tercera administración
              del Banco comenzó en medio de la profunda liberación
              económica y amplia consolidación democrática
              en América Latina y el Caribe. El uruguayo Enrique Iglesias,
              quién inició su mandato al frente del BID en abril
              de 1988, traía al cargo amplia experiencia económica
              y diplomática y un profundo conocimiento de las necesidades
              de la región.Los países miembros aprobaron en 1989 y 1994 grandes incrementos
              de sus recursos y una significativa extensión de su tradicional
              mandato. El propósito central del aumento del capital del
              año 1989 (por US$26.500 millones)fue respaldar los esfuerzos
              de los países prestatarios por restablecer el equilibrio
              macroeconómico, superar la crisis de la deuda externa, recuperar
              el crecimiento, crear nuevas fuentes de empleo y mejorar las condiciones
              sociales.
 Entre los principales logros en el período 1989-93 se destacan
              el apoyo del Banco al mejoramiento de la eficiencia económica
              y la creación de un clima propicio para la inversión
              privada. Un 50% del programa de préstamos benefició a
              los grupos de menores ingresos, y se reforzó 
              el apoyo a la microempresa, protección del medio ambiente
              y la participación de la mujer en el desarrollo.
 El aumento de recursos en 1994 elevó el capital del Banco
              a la cifra récord de US$101.000 millones. Entre las prioridades
              en los últimos años se destacan: lucha contra la
              pobreza y por una mayor equidad social, modernización del
              Estado, apoyo a la integración subregional y continental,
              mejoramiento de la infraestructura, incluyendo préstamos
              directos al sector privado y el uso sustentable de los recursos
              naturales.
 El exitoso cumplimiento de la misión del BID a lo largo
              de lo últimos cuarenta años fue resultado tanto de
              la visión y liderazgo de sus tres presidentes como de que
              los propios países de América Latina y el Caribe
              se encargaron de adecuar el mandato y las prioridades de “ su
              Banco Amigo” a las siempre cambiantes necesidades y condiciones
              nacionales y locales.
 LA INTERNACIONALIZACIÓN
                DEL B.I.D.Antonio Ortíz Mena (1971-1987)
 El mexicano Antonio Ortíz
              Mena llega a la Presidencia del BID luego de una destacada y larga
              trayectoria a cargo de la economía y finanzas de su país.
              Su período se inicia con un cambio profundo en la institución
              para adaptarla a las nuevas reglas del juego de la cooperación
              internacional entre el tercer mundo y Estados Unidos, Japón
              y Europa. Primero se incorporan como miembros prestatarios al Banco
              la mayoría de los países de habla inglesa del Caribe
              y luego, a mediados de los años setenta, ingresan dieciséis
              países extrarregionales Japón, Israel y países
              europeos, como miembros no-prestatarios.El BID se convierte en actor cada vez más importante en
              el financiamiento externo de América Latina y del Caribe.
              El volumen anual de préstamos aprobados por el Banco, de
              US$630 millones en 1969, crece sostenidamente en los diecisiete
              años del período de Ortíz Mena hasta superar
              los US$3.000 millones anuales a partir de 1983.
 Una de las características que diferencian al BID de otras
              instituciones multilaterales de financiamiento es la amplitud y
              diversidad de sus programas de cooperación técnica.
              Con estos programas, otorgados principalmente en forma de donaciones,
              se apoyaba el fortalecimiento de instituciones, transferencia de
              conocimientos y capacitación del personal encargado de ejecutar
              los proyectos.
 Bajo el liderazgo de Ortíz Mena adquirió una creciente
              prioridad la construcción y mejora de la infraestructura
              física en la región. En el período 1971 a
              1987, los préstamos para infraestructura (energía
              y transporte) representan más del 40% del total de créditos
              aprobados.
 Como hito importante hay que destacar también la creación,
              en noviembre de 1984, de la Corporación Interamericana de
              Inversiones (CII), entidad afiliada al Banco dedicada al desarrollo
              de pequeñas y medianas empresas privadas de América
              Latina y el Caribe.
 “MÁS QUE UN BANCO”Felipe Herrera (1960-1971)
 La creación del Banco
              Interamericano de Desarrollo (BID) en 1959 representó 
              el logro de una antigua aspiración latinoamericana de cooperación
              hemisférica e internacional. Elegido por unanimidad en febrero
              de 1960 como Presidente del Banco, el abogado y economista chileno
              Felipe Herrera Lane (1922-1996) trajo a la flamante institución
              multilateral un gran compromiso con el desarrollo económico
              y social de América Latina. Sus fundadores concibieron al
              BID, en palabras de Felipe Herrera, como “más que
              un banco”, con un liderazgo intelectual y un papel activo
              en el apoyo a programas de fortalecimiento institucional y financiamiento
              de proyectos de desarrollo económico, social y de integración.
              Una innovación visionaria para la época fue el mandato
              de atender no sólo proyectos con alta rentabilidad económica
              sino también a social, como agua y alcantarillado, vivienda,
              salud, educación y ciencia y tecnología.El Banco Interamericano de Desarrollo fue también concebido
              como el banco de la solidaridad regional y hemisférica,
              reflejada en el principio de que los países prestatarios
              menos desarrollados recibiesen condiciones financieras más
              favorables que los más desarrollados. Creado con recursos
              por US$1.000 millones, el BID había efectuado préstamos
              por más de US$4.100 millones a fines del 1970.
 El impacto que el BID tuvo en el desarrollo de América Latina
              durante su primer decenio no se debió sólo a los
              recursos financieros que facilitó o contribuyó 
              a movilizar para programas y proyectos específicos sino
              a la pertinencia y calidad de sus políticas y, sobre todo,
              a la forma en que su acción logró 
              llegar a muy diversos sectores de las sociedades latinoamericanas
              y a los proyectos de integración entre países.
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