RAUL CARDENAL
SILVA HENRIQUEZ
Salesiano, Arzobispo Emérito
de Santiago de Chile.
Sello Nº1947-1948
Nació en San Agustín
de Talca, el 27 de Septiembre de 1907, hijo de Ricardo Silva y
Mercedes Henríquez. Fue el 16º de 19 hermanos, cinco
de los cuales murieron siendo muy niños.
Ingresó al Instituto “Blanco Encalada”
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en la ciudad de Talca,
viviendo junto al molino de Loncomilla ubicado entre San Javier
y Villa Alegre.
Teniendo 13 años inició los cursos secundarios los
que realizó en el Liceo Alemán de los PP. Del Verbo
Divino, en Santiago. A los 16 se matriculó
en la Escuela de Derecho de la Universidad Católica.
Desde muy niño se despertó en él la vocación
religiosa. Primero quiso ser “hermanito” como sus primeros
profesores, luego, ya universitario, quiso ingresar a la Compañía
de Jesús siendo dirigido por un jesuita uruguayo de bastante
renombre, el P. Zorrilla de San Martín pero cuando quiso
tomar la decisión final no pudo encontrarse con el sacerdote
y un compañero suyo, Luis Felipe Letelier, lo encaminó al
P. Valentín Panzarasa, salesiano.
El joven Raúl tenía muy vagas noticias sobre la Congregación
de los Salesianos ( era el año 1926) pero pronto se entusiasmó con
el carisma y la misión de estos religiosos y optó por
ingresar entre ellos, luego de recibirse de abogado. Al tomar la
decisión de ser salesiano exclamó “Don Bosco
me ha conquistado”.
Hecho el noviciado, en Macul, emitió los votos religiosos
por primera vez el 2 de febrero de 1931, siguiendo todo el currículum
formativo religioso y pedagógico establecido en la Congregación,
la que le envió, años después, a cursar los
estudios superiores de teología al Pontificio Ateneo Salesiano,
en Turín, Italia. Allí se ordenó sacerdote
el 3 de julio de 1948, contando 41 años de edad. Y regresó
a Chile.
Los primeros años de sacerdocio trabajo en distintas obras
salesianas, empezando por dictar clases de Derecho en el Instituto
Tecnológico Salesiano chileno en la Cisterna y allí,
al poco tiempo, en 1948 fundó el Liceo
“Manuel Arriarán Barros” del que fue su primer
Rector. Poco después, allí mismo, dio inicio a la
construcción del Templo nacional a “San Juan Bosco”,
el que se habilitó en 1950. Fue después, Rector del
Colegio “El Patrocinio de San José”.
Participó activamente en la creación de la FIDE (
Federación de Institutos de Educación y para animar
esta Institución creó la revista “Rumbos”.
Fue designado Superior del Instituto Teológico Internacional
“Don Bosco” de la Cisterna, cargo que desempeño
por seis años (1951-1956).
A pedido de la Santa Sede y los Sres. Obispos de Chile fue asumiendo
otros compromisos pastorales todos dedicados a la iglesia, a la
juventud y a las clases necesitadas y así
su nombre se ve vinculado a CONFERRE (Confederación de Religiosos),
INCAMI (Instituto Católico para la Migración), CARITAS
unida a los Catholic Relief Service e ideó y creó INVICA
(Instituto de Viviendas Cáritas).
En 1957 participó, como “Delegado” de los salesianos
de Chile, al XVIIIº Capítulo General de la Congregación
. poco después, en 1959 es nombrado obispo de Valparaíso,
cargo que asume el 29 de Septiembre de 1959. Asume como lema de
su Episcopado “Charitas Christi urget nos” (“La
Caridad de Cristo nos Apremia “ 2º Cor. 5.14), que ya
había adoptado cuando fuera ordenado sacerdote.
El 14 de mayo de 1961 es traslado a Santiago como Arzobispo y el
6 de junio de 1962 fue nombrado Cardenal. El segundo Cardenal chileno.
Fue Arzobispo de Santiago hasta el 6 de junio de 1983, cuando hizo
entrega de su cargo por haber alcanzado la edad de 75 años,
edad que los cánones establecen para presentar la renuncia.
Le correspondió dirigir la Arquidiócesis de Santiago
en un período de notables cambios en el país y en
momentos que fueron de trascendental importancia para el devenir
nacional.
Desarrolló sus acciones pastorales ante cuatro Gobiernos
distintos y a veces antagónicos, Jorge Alessandri Rodríguez,
conservador- Eduardo Frei Montalva, demócrata cristiano
Salvador Allende Gossens, socialista y Augusto Pinochet Ugarte,
militar. Ante todos ellos se mostró siempre, pastor muy
cercano a los más débiles y necesitados, convirtiéndose
a menudo en el paladín, el padre, el guía, el consuelo
y el defensor de todos ellos, con valentía y decisión,
llegando a ser en muchas ocasiones “la voz de los sin voz”.
Todo ello quedó patentemente demostrado en las honras fúnebres
que se le tributaron. La gente en las calles gritaba al paso del
cortejo. “Raúl, amigo, el pueblo está contigo”,
fiel reconocimiento de los débiles, de los marginados, de
los pobres, hacia quien fuera realmente su “amigo” en
todo momento y por quien fuera su verdadero “padre”, “Maestro”
y “guía”.
Falleció el 9 de abril de 1999, a pocos meses antes de cumplir
los 92 años. Sus honras fúnebres fueron una demostración
de aprecio y cariño como no se había visto en Chile
desde el fallecimiento de su antecesor el Cardenal José María
Caro Rodríguez.
Personalidades de las más variadas posiciones doctrinales,
tanto políticas, como sociales y religiosas se hicieron
presentes para tributar su homenaje de reconocimiento y admiración
hacia quien es considerado, ahora y con justicia, uno de los más
relevantes chilenos del siglo XX.
En una ocasión exclamo:”Bendigo a Dios por haberme
hecho nacer en esta tierra y por haberme dado como hermanos a un
pueblo tan noble”. Y en otra ocasión señalo:
“No nos equivoquemos. Para alcanzar la Tierra Prometida hay
que caminar en la Esperanza, hay que luchar en la Fe, hay que amar
al amigo y al enemigo”. |