CENTENARIO FALLECIMIENTO
CARLOS CONDELL 1887-1987
SELLO Nº1268
El Contraalmirante Carlos
Condell de la Haza fue un hombre al que la gratitud nacional
le debía un monumento recordatorio a su desempeño
como héroe naval de la Guerra del Pacífico y
una de las figuras cumbres en la Historia Naval de Chile.
A su habilidad y audacia se debe que haya encallado la fragata
peruana “INDEPENDENCIA”, el buque más poderoso
de la escuadra enemiga durante la Guerra del Pacífico.
Comandante de la goleta cañonera “COVADONGA”
el 21 de mayo de 1879, su buque, un pigmeo frente a gigantes,
fue herido por un proyectil de 300 libras del “HUASCAR”
que le mató al cirujano y tres hombres más.
Luego al abandonar el puerto, fue perseguido tenazmente por
la fragata blindada “INDEPENDENCIA”, de 2004 toneladas
y 12 nudos de andar, mientras la “COVADONGA” tenía
sólo 412 toneladas y desarrollaba 7 nudos de velocidad.
La diferencia de poder era enorme, pero la serenidad de Condell,
su inteligencia e intrepidez lograron el milagro. Navegando
pegado a la costa eludió tres espolonazos de su enemigo
ofuscado por este sistema de combate.
La obsesión de su enemigo de batir a la goleta con
el espolón lo perdió, pues Condell lo llevó
hacia fondos muy bajos, en que la “INDEPENDENCIA”
se varó siendo obligada a rendirse en un lugar llamado
Punta Gruesa. Con ello el poder naval del Perú quedó
reducido a la mitad.
Condell era un marino experto y capaz y había participado
siendo oficial de la “ESMERALDA” en la captura
en Papudo, el 26 de noviembre de 1865, del buque que ahora
comandaba. Combatió en ella en Abtao el 7 de febrero
de 1866, formando en la escuadra aliada chileno-peruana, contra
las fragatas españolas “BLANCA” y “VILLA
DE MADRID”.
Estuvo embarcado en su carrera en la corbeta “ESMERALDA”,
transporte “ANCUD”, vapor “ARAUCO”
y corbeta “ABTAO”, ANTES DE LA GUERRA DEL Pacífico.
Durante ella, ya ascendido a Capitán de Fragata, comandó
la corbeta cañonera “MAGALLANES”. En este
buque participó en la captura de Pisagua, bloqueo de
Arica y más tarde, el 27 de febrero de 1880, se halló
en compañía del “HUASCAR”, buque
ya chileno, en el combate contra las fortalezas de Arica y
el monitor “MANCO CAPAC”. Tomó después
el mando del “HUASCAR”, buque en el cual se cubrió
de gloria por su ardorosa conducta que permitía a sus
tripulaciones, quienes lo seguían encantados en sus
temerarios intentos. Durante el bloqueo del Callao el “HUASCAR”
fue el blanco preferido por la artillería de los fuertes
y se acercaba siempre a poca distancia de ellas, hasta que
fue víctima de un impacto que pudo haber hundido al
monitor.
Este ínclito jefe siguió desempeñando
diversas comisiones al Norte y Sur del Callao, tomando parte
en todos los combates de lanchas torpederas y fuertes de la
plaza.
Estuvo finalmente en el área marítima en las
batallas de Chorrillos y Miraflores apoyando con su buque
el asalto del Ejército a las posiciones enemigas y
contribuyendo a la victoria final que concluyó con
las caídas de Lima y Callao.
En abril de 1881 regresó a Valparaíso en el
“HUASCAR”, desembarcándose para atender
el restablecimiento de su salud.
El 31 de mayo de 1881 ascendió a Capitán de
Navío y en Diciembre fue enviado a Europa para regresar
al país en 1884 siendo agregado al Ministerio de Marina,
hasta el 3 de noviembre, fecha en que se embarcó como
comandante del “COCHRANE”.
El 4 de abril de 1887 fue transbordado como comandante del
“BLANCO”, donde asumió la jefatura de la
escuadra, pero por poco tiempo, porque enfermo de gravedad.
El 8 de octubre fue comisionado para fijar la línea anticlimal de la cordillera de los Andes, para determinar
el límite con Argentina.
Ascendió al grado de contraalmirante el 17 de agosto
de 1887, grado en que lo alcanzó la muerte, acaecida
en Quilpué el 24 de octubre de ese año en medio
de la consternación general. Sus restos fueron llevados,
en una ceremonia que hizo época por su grandiosidad,
a la cripta de los héroes en Valparaíso.
Carlos Condell fue uno de los hombres que hicieron del mar
su destino y que acuñaron como rumbo y camino de Chile
la tradición marinera. Dejó en la historia de
la Marina de Chille brillantes páginas de victorias
conseguidas con entereza, corazón y talento. Recordar
su espíritu de constante alegría, de humor permanente
e inalterable aún en los momentos difíciles,
su valor temerario y serenidad que le era peculiar, constituye
una lección de lozanía y una admirable síntesis
de las virtudes de un gran marino de guerra.
Había nacido en Valparaíso el 14 de agosto de
1843 y cuarenta y cuatro años y dos meses más
tarde era sepultado en su suelo natal. Merece sobradamente
el monumento que la ciudad de Valparaíso y la Armada
le han erigido en este bendito puerto. |