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              “CARDENAL ANTONIO SAMORÉ”sello nº1059
   El Cardenal Antonio Samoré, 
                Bibliotecario y Archivero de la santa Iglesia Romana, nació 
                el 4 de diciembre de 1905, en Bardi, diócesis de Piacenza (Italia). Falleció el 3 de febrero de 1983. Sus restos 
                reposan en la Iglesia del Monasterio de Carmelitas de Vetralla.Su ordenación sacerdotal tuvo lugar el 10 de junio 
                de 1928, luego de recibir su doctorado en teología 
                y, posteriormente, en derecho canónico.
 Siendo llamado al servicio de la Santa Sede, fue enviado, 
                en 1932, como secretario a la Nunciatura Apostólica 
                de Lituania. En 1938 pasó a la de Suiza. Durante la 
                Segunda Guerra Mundial prestó servicios en la Secretaría 
                de Estado. En 1947 fue en calidad de consejero, a la Delegación 
                Apostólica de Estados Unidos.
 Pío XII lo nombró arzobispo titular de Trinovo 
                y Nuncio Apostólico en Colombia, el 30 de enero de 
                1950; recibió la ordenación episcopal el 16 
                de abril del mismo año.
 Pablo VI lo designó cardenal el 26 de junio de 1967.
 Muchos otros cargos importantes y honoríficos desempeñó 
                este apóstol de la paz.
 Chile le recuerda con especial veneración y le rinde 
                un emocionado homenaje, porque a sus innegables dotes de gran 
                caballero, se suma su inteligencia, su espíritu de 
                justicia, sabiduría y diplomacia. Cuando su Santidad, 
                Juan Pablo II, lo nombró Enviado especial suyo ante 
                los Gobiernos de Argentina y Chile para dirimir la controversia 
                surgida entre ambos países sobre la zona austral (Canal 
                de Beagle), el 24 de diciembre de 1978, tomó esta misión 
                con tanta dedicación y entusiasmo que, a no mediar 
                su tan sentida partida de este mundo, seguramente seguiría 
                bregando por un feliz término de esta disputa. Es posible 
                que la difícil tarea a su cargo le fue minando su salud 
                hasta entregar su vida por tan noble causa.
 Quiera el Supremo Hacedor que la incansable y brillante actividad 
                que el Cardenal Samoré desplegó en aras de la 
                paz de dos pueblos hermanos se vea coronada muy pronto por 
                el más franco éxito, bajo la directa y sabia 
                conducción de Su Santidad Juan Pablo II.
   PATRICIO DÉLANO 
              BARRIOS Gerente General Empresa de Correos 
              de Chile |