El Campanil de la Universidad
Fuertemente motivado, entonces, por la apariencia física de las universidades norteamericanas, en marzo de 1941, don Enrique Molina presentó la propuesta de construcción del Campanil de la Universidad de Concepción al Directorio de la Corporación, siendo aprobada por la unanimidad de sus miembros. A partir de dicha aprobación, el Directorio
solicitó al arquitecto Enrique San Martín proyectos de Campanil suyos o de otros arquitectos, a raíz de lo cual San Martín adjuntó al diseño que previamente había presentado el arquitecto Julio Ríos Boetigger, otros dos proyectos suyos y uno del arquitecto santiaguino Alberto Cormaches.
"El proyecto de Cormaches -como también el de Ríos Boetigger- era avanzado, futurista y muy influido por la arquitectura más vanguardista, de manera que no gustó a los directores ni a don Enrique Molina. La verdad es que no se ajustaba a la imagen de los edificios de la ciudad universitaria ni a la idea que el Rector había traido desde la
Universidad de California, que correspondía más bien a un campanil de estilo italiano" -más específicamente al estilo del Campanil de la Plaza de San Marcos en Venecia-, relata El Decano de la Facultad de Arquitectura, Jaime García Molina, en su libro El Campus de la Universidad de Concepción: su desarrollo urbanístico y arquitectónico" .
"Los dos proyectos de San Martín, en cambio, eran más conservadores y ajustados a la arquitectura del conjunto. De estos, el Directorio eligió uno, el más clásico, que además se ajustaba con la imagen del Campanil conocido por el Rector Molina en la Universidad de California, en Berkeley".
La construcción de esta gran obra
arquitectónica se encargó al Constructor Civil, Juan Villa Luco. Se hizo de concreto armado, con 42 metros y 50 centímetros de altura, con escaleras en su interior y un balcón en la parte superior. Terminado en 1943, con un presupuesto de $994.630 de la época, fue inaugurado en los primeros meses de 1944, junto con el proyecto Casa del Deporte.
Al comienzo se permitía a los visitantes subir hasta el balcón del Campanil, práctica que se abandonó más tarde como una manera de preservar en mejor forma la estructura del Campanil. |