250 Años Correos
de Chile
SELLO Nº 1886-1887
El correo, como función
o servicio de transporte de correspondencia, existe desde
que la comunidad humana alcanza cierto grado de desarrollo,
aún cuando no existiera, paralelamente, una institución
oficial con ese hombre.
Así en el Chile prehispano existió, al menos
en la región central- norte del país, la función
de “Chasquis” que recorrían enormes distancias
a pie portándolos hasta hoy misteriosos “Kipus”.
Cuando se estableció el dominio español, tempranamente
hubo que establecer líneas de comunicación con
los centros políticos del imperio. Por eso, el primer
testimonio literario existente en la nueva lengua es, justamente,
un manojo de Cartas que Pedro de Valdivia expide al rey Carlos
V.
La ausencia durante siglos de una red de comunicaciones y
transportes interna y externa, unida a la escasísima
y dispersa población de colonos, explica que no haya
existido un organismo público encargado de la correspondencia.
Con todo, a fin de asegurar una mejoría en el servicio
esporádico, anárquico e inseguro de transporte
postal, la corona española, inspirada en la política
del “despotismo ilustrado”, hizo esfuerzos por
crear un servicio más seguro y expedito, entregando
concesiones privadas bajo supervisión real. Así,
se entrego la concesión del Servicio de Correos del
Virreinato del Perú, a la familia Carvajal, concesión
que mantuvo hasta 1706, fecha en que Felipe V estatiza dicho
servicio.
Los Gobernadores Manso de Velasco y Domingo Ortiz de Rozas,
del siglo XVIII, destacaron por sus esfuerzos por crear un
servicio de correos eficiente.
Entre 1445 y 1755, según el historiador Manuel Dinamarca
Figueroa, consolidaron la llamada Red Postal, que partía
de la Ligua al Sur. Esta red es responsable de la instalación
de numerosas postas, más tarde pueblos y villas de
importancia. También permitió abrir o mejorar
los caminos y dar auge a los transportes por diligencias.
Paralelamente, se adoptaron diversas medidas para establecer
un correo entre Buenos Aires y Santiago.
El empeño oficial por el desarrollo del Correo se concretó,
en septiembre de 1747, al nombrarse al “Adelantado”
don Ignacio de los Olivos, comerciante de esta plaza, como
el primer Teniente del Correo Mayor de Chile.
El nacimiento y desarrollo del servicio está velado
por el tiempo y la carencia en documentación suficiente
que den cuenta de las interrupciones sucesivas y de las formas
continuas que lo afectaron. Sin embargo, no cabe dudas que
el Correo Mayor Ignacio de los Olivos ejerció su cargo,
al menos en los primeros años, como lo testimonian
algunos juicios seguidos ante la Real Audiencia de la época.
Al advenir la República, en el siglo XIX, los servicios
del Correo eran lentos y precarios. En parte debido a la pobreza
general del reino y a su escasa población y, en parte
importante, a la débil economía de carácter
primario extractivo y agrícola casi sin conexiones
con el exterior existentes a comienzos del siglo 18. Un dato
de la época indica que la valija a Valparaíso,
no alcanzaba a movilizar diez cartas al mes.
A medida que creció el país en riqueza, en población
y en territorio, el Servicio de Correos de Chile creció
paralelamente. Se mantuvo siempre a la vanguardia del progreso.
De ahí la temprana adopción de los grandes adelantos:
estampillas engomadas para franqueo, carros ambulancia, carros
ambulancia, correo aéreo, etc ...
Hoy, la Empresa de Correos de Chile, empresa de administración
autónoma, asume la representación del estado
y es digna sucesora de un pasado honroso que se mide ya en
Dos siglos y Medio de servicio a la nación. |