CENTENARIO
REVOLUCION DE 1891
Sello nº 1538-1539
La Revolución de 1891
es la manifestación final, dramática, de un conflicto
que venía gestándose desde mediados del siglo XIX.
Los antecedentes del mismo son variados y se refieren tanto a
fenómenos sociales, económicos, políticos
y culturales.
Desde el punto de vista social,
durante el siglo XIX y a consecuencia del desenvolvimiento económico
del país, se produjo el ascenso de la burguesía.
Este grupo, transformado en oligarquía hacia fines del siglo,
aspiraba al control total del poder, resistiéndose al autoritarismo
presidencial que, en la persona de Balmaceda, tuvo un tenaz representante.
Los sectores burgueses, organizados
en partidos políticos, hicieron sentir su voz desde el Parlamento,
convertido en bastión del liberalismo, luchando por disminuir
las atribuciones y poder del Presidente de la República.
Su influencia y poder se acrecentaron y en 1891 hicieron presente
su voluntad de tomar el poder, poniendo fin al autoritarismo presidencial.
En el aspecto económico,
las ideas y acciones de José Manuel Balmaceda se enfrentaron
con el espíritu liberal e individualista de la burguesía.
La política económica del Presidente, orientada a
invertir las riquezas del salitre en bienes durables, en obras
públicas y en el control de la devaluación monetaria,
le significaron la antipatía de la oligarquía y del
mundo comercial y financiero, nacional e internacional.
En materia política, el
conflicto de 1891, puso fin a la lucha del liberalismo, y de los
sectores burgueses que lo sustentaban, en contra del régimen
presidencialista y autoritario organizado en Chile por la Constitución
de 1833. Desde ese punto de vista, el anhelo por quebrantar el
autoritarismo presidencial y sacudir la intervención electoral
oficial, representaron dos importantes banderas de lucha de los
sectores antibalmacedistas.
Por último, la personalidad,
cultura y carácter de José Manuel Balmaceda también
contribuyen a explicar el conflicto de 1891. Quien fuera como congresista
uno de los principales defensores del liberalismo parlamentario,
una vez en el poder, tanto como ministro de Santa María
y sobre todo en su calidad de Presidente de la República,
se transforma en una personalidad autoritaria que choca contra
la tendencia de los tiempos.
Su elección como Presidente
de la República en 1886, representó
un paso lógico en su ascendente carrera política.
Como Primer Mandatario impulsó una notable expansión
de las obras públicas, especialmente ferrocarriles, caminos,
escuelas y liceos, para lo cual aprovechó
la riqueza que el salitre proporcionaba al Estado. Sin embargo,
sus éxitos en materias económicas no se prolongaron
en el ámbito político social, y durante su mandato
el país se vio enfrentado a un creciente proceso de división
y violencia que culminó con la Revolución y suicidio
en 1891. |