Carabineros de Chile, Institución Policial de Más de sesenta años al servicio de la nación, registra en las páginas de su historia un número extraordinariamente alto de hombres en sus filas, de diferentes grados y jerarquías, que en cumplimiento de su deber, hicieron realidad la promesa de servicio, de rendir la vida cuando fuere necesario, en defensa del Orden y de la Patria.
Este generoso sacrificio, orgullo de cada Carabinero y del país entero, ha motivado que todo chileno tenga una deuda de gratitud hacia quienes entregan sus vidas por defender las leyes, la seguridad y la paz social; y ha permitido que ese Carabinero mártir merezca ser honrado eternamente, perpetuando su recuerdo y su entrega ejemplar.
Acogiendo una inquietud ciudadana, se generó la idea de perpetuar en un monumento el recuerdo de este noble servidor que, llamado a preservar el orden público, ofrendó su existencia callada y consciente, encendiendo con su muerte una tea brillante, ejemplo para nuevas generaciones.
El monumento, obra del escultor Héctor Román Latorre, representa una hermosa alegoría de 22 metros de altura colocada sobre una gran plataforma de piedra, que está constituida por una columna de granito gris, sostenida por dos columnas aladas de piedra verde sobre la cual lleva una estatua de bronce que representa una figura de mujer, símbolo de la Gloria, la que leva en sus brazos un velo o mortaja, para cubrir a quienes hicieron el sacrificio de la vida en defensa de sus deberes para con la patria y sus ciudadanos.
Este monumento no sólo constituye un justo homenaje a los miembros de Carabineros de Chile caídos en el servicio, sino también a aquellos que rindieron sus vidas en análogas circunstancias, como integrantes de policías predecesoras, que forjaron la tradición y la historia en esta institución policial, legando su mística y doctrina, esculpiendo en bronce su lema “Orden y Patria”.