1978-1979 “BICENTENARIO
DEL NACIMIENTO DEL LIBERTADOR
GENERAL BERNARDO O´HIGGINS
R.”
SELLOs nº 930-935
SELLO # 932 REPRODUCCIÓN
DEL RETRATO DEL LIBERTADOR GENERAL BERNARDO O´HIGGINS
R.
Por Jose Gil de Castro
Resolución Nº234 del 6 de
Abril de 1978
VALOR : $10
TIRADA : 1.000.000 de ejemplares
TAMAÑO : 35 x 44 mms. / COLORES : Policromía
MOTIVO Y LEYENDA:
El motivo único
es la reproducción del retrato del Padre de la Patria
don Bernardo O´Higgins, con uniforme de General de Ejército
y con tenida de gala, tomado del cuadro que José Gil
de Castro pintó en el año 1921 y que se conserva
en el Museo de Bellas Artes de Santiago; los colores de la estampilla
son imitaciones de las originales.
El resto de la estampilla
está compuesto por leyendas: en letra blanca, la palabra
“CHILE” y el valor “ $ 10 “, en los
ángulos superior derecho e inferior izquierdo, respectivamente.
Fuera del marco, en contorno y sobre un fondo amarillo “BICENTENARIO
DEL NACIMIENTO DEL LIBERTADOR BERNARDO O´HIGGINS R.1778 - 1978”. En la parte inferior, va el pié de imprenta
“CAMONEDA CHILE 1978”.
“EL PINTOR DE LOS LIBERTADORES”
La Dirección General
de Correos rinde homenaje nacional al prócer General
don Bernardo O´Higgins en el año del Bicentenario
de su nacimiento, emitiendo un sello postal que contiene la
efigie dejada por el retratista José Gil de Castro
(1785 - 1843).
El mulato Gil ha sido
llamado “el pintor de los libertadores” y sus
retratos animados por su talento original forman documentos
únicos para conocer de una manera objetiva en su presencia
física y en su intención psicológica,
el perfil de los forjadores de la independencia americana.
Nacido en Lima el 1º
de Septiembre de 1785. Pasa su infancia y juventud en la ciudad
de Trujillo, pequeña patria de su padre, donde alcanza
el rango de capitán de Milicias Disciplinadas. Su innato
talento artístico se revele tempranamente. Pasa en
1807 a Chile, donde contrae matrimonio y alcanza temprana
popularidad.
EL maestro mayor del gremio
de pintores. Abre su taller en la calle atravesada del cerro
Santa Lucía (hoy Victoria Subercaseaux). La enseña
que adorna la puerta de “retratista limeño”,
le granjea una clientela numerosa. Pinta con asombrosa facilidad
temas religiosos y retratos familiares. A la hora de la decisión,
Gil de Castro alcanza el grado de capitán del cuerpo
de los Fusileros de la Patria y de segundo cosmógrafo
en el Ejército.
El pintor trabaja con
cariño la iconografía del Director Supremo,
don Bernardo O´Higgins, quien comparte sus inquietudes
estéticas y su amor a la pintura. Está O´Higgins
en la madurez cronológica y psicológica de sus
42 años.
Ya cumplido su trascendente tarea literaria y empieza su labor
constructiva de la patria republicana. No hay en las cuatro
telas que se conocen idealización anatómica
o trabajo servil y adulador. El rostro del retrato elegido
(Museo Nacional de Bellas Artes) coincide con las descripciones
literarias de sus contemporáneos, entre otros María Graham. El empaque marcial y carismático del héroe
libertador de Chile lo dan en primer término las proporciones
de la buscada estilización de su exagerada corpulencia.
Como todas las telas del mulato Gil tiene un sello propio,
un ritmo interno preciso y repetido. Gil es un pintor con
estilo. Su primitivismo anímico concibe el retrato
cual la historia individual humana, la única que le
preocupa pues su mentalidad está fuera de la naturaleza
que en esta etapa no percibe ni aún como circunstancia
decorativa y ornamental. Busca el retratista los detalles
que caracterizan al personaje. Y con un dibujo firme, rebuscado
y académico aunque no fino obtiene una estilización
inconfundible.
Emplea los colores en gamas casi absolutas que desparrama
con generosidad en la tela. El cuadro revela al primer artista
consciente del idealismo republicano y refleja el espíritu
del prócer que nos dio la independencia.
Es enorme la producción chilena de Gil de Castro. Regresó
a su patria donde continúa su extraordinaria labor.
Trabajó incesantemente, dibujó los uniformes
del ejército y vino a morir, como buen artista, en
el completo olvido. Sólo nuestra época ha valorizado
el profundo significado que tiene el mulato Gil en el desarrollo
pictórico americano.
EUGENIO PEREIRA SALAS
Academia Chilena de
la Historia |