BATALLA DE RANCAGUA
A fines de Septiembre de 1814, las
fuerzas realistas se encontraban en las proximidades del
río Cachapoal, en tanto don José Miguel Carrera,
a la sazón Comandante en Jefe y Presidente de la
Junta de Gobierno, se ponía en marcha hacia el sur
del país, dispuesto a tomar la dirección superior
de las operaciones.
El jefe de la plaza en Rancagua,
era el Brigadier O'Higgins, que se había puesto bajo
las órdenes de Carrera ante el peligroso avance de
las tropas españolas, lideradas por Osorio. Su División
contenía al adversario en el vado que enfrentaba a
la ciudad. En tanto, el grueso del Ejército realista avanzaba hacia Rancagua. O'Higgins advirtió que los
realistas intentaban rodearlo y pretendió abrirse paso
hacia el noreste de la ciudad, a fin de reunirse con Carrera.
Sin embargo, había una división encerrada en
la plaza. El Libertador prefirió entonces dirigirse
a la plaza en ayuda de esa división.
La batalla se inició
a las 10 de la mañana del día 1º de octubre,
con el avance simultáneo de las diferentes agrupaciones
realistas, contra cada una de las trincheras que ocupaban
los patriotas, el que se estrelló contra el valor increíble
de los defensores del recinto.
Luego de un duro día
de batalla, agotados los víveres y las municiones,
O'Higgins envió un mensajero al Brigadier José
Miguel Carrera, que estaba con la División de Reserva,
solicitando apoyo. Al Comandante en Jefe le llegó el
siguiente parte: "Si vienen municiones y carga la Tercera
División, todo es hecho". Carrera respondió:
"Municiones no pueden ir, sino en la punta de las bayonetas.
Al amanecer hará sacrificios esta División".
Al aclarar atacó
la III División al mando de Luis Carrera, la que fue
detenida por la reserva enemiga. Como la ayuda fue imposible
y para evitar su aniquilamiento, el Libertador ordenó
montar a los dragones y a todos los infantes que pudieran
hacerlo: ¡Dragones a caballo! ¡Los infantes a
la grupa! ¡Nos abriremos paso en medio del enemigo!
Fue así como alrededor de 500 hombres, contando a algunas
mujeres y niños, en frenética carrera, saltando
barricadas, cañones, escombros y maderos, arrojando
soldados realistas y cuanto existía a su paso, galoparon
por la calle de La Merced hacia campo traviesa y emprendieron
la retirada hacia Santiago.
Atrás quedó
Rancagua, sumida en el humo y la destrucción. Así
terminó la Patria Vieja y se inició la Reconquista.
Allí quedaron muchos patriotas tendidos en la tierra,
sin embargo, este sacrificio no fue en vano. O'Higgins una
vez en Mendoza prepararía su regreso, y dos años
después, los patriotas victoriosos recobrarían
su Patria en las lomas de Chacabuco y Chile, su libertad.
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